Cuidadores
Cuidar a un enfermo de Parkinson
En este texto quisiéramos resaltar aquellas características y síntomas especiales de la enfermedad que más suelen afectar a la labor del cuidador.
De ninguna manera pretendemos que las próximas recomendaciones se conviertan en un tratado de Neurología donde se especifican uno a uno los síntomas de la enfermedad de forma técnica; no obstante, creemos interesante repasar algunos conceptos que hay que tener siempre presentes en el día a día.
Sí, hemos hablado de esta cuestión a lo largo de los textos anteriores. Pero no nos importa ser recurrentes con tal de que quede claro. Cuidar a un enfermo de Parkinson puede llevar hasta veinte años (en términos generales), y son muchos años. Además, cada año que pasa las exigencias de cuidado, tanto físicas como mentales y emocionales, son cada vez mayores. Y, desgraciadamente, los cuidadores somos también cada vez más mayores. Es decir, nosotros también empezaremos
a padecer los rigores del paso del tiempo y nuestros propios achaques; así que, olvidémonos de la fuerza y el brío de los lozanos veinticinco.
No nos engañemos, desgraciadamente, nuestro ser querido mañana no estará mejor ni tampoco se va a curar. Con lo cual, remángate y prepárate para este largo caminar, para intentar que tanto tú como él tengan la mejor y más feliz vida posible hasta que las «células madre» o la pastilla prodigiosa erradique de una vez por todas esta enfermedad de la faz de la tierra.
En este sentido, estamos convencidos de que te puede ayudar mucho planificar los cuidados. Sí, trazar un plan estratégico, como cuando planeamos y decidimos hacer un viaje (¿cuánto dinero tenemos?, ¿adónde nos apetece ir?, ¿adónde podemos ir?, ¿cuántos días?, ¿en autobús o en coche, en tren o en avión?).
En definitiva, si queremos ser prácticos y eficientes, el afrontamiento de la enfermedad tiene que ser planificado meticulosamente. La actitud de «que venga lo que sea» generalmente acaba sobrecargando y angustiando al cuidador.
Porque, efectivamente, al final viene lo que sea, te ha pillado desprevenido y sin las cosas resueltas.
En esta planificación te pueden ayudar mucho los mediadores familiares, los trabajadores sociales y psicólogos de tu asociación o de tu distrito, municipio o mancomunidad. No lo dejes.