Cuidadores
Afrontar el cuidado de un paciente de Parkinson
No es lo mismo cuidar de una persona con una enfermedad aguda que de alguien con una enfermedad crónica y degenerativa. Cuando tenemos una gripe, suele haber quien nos cuide con una solicitud y dedicación asombrosa: el zumito, la medicina, el abrigo constante, etcétera. Afortunadamente para el cuidador y para el enfermo la gripe se cura en una semana, es una enfermedad aguda.
Cuando cuidamos a un enfermo de Parkinson suele ser para gran parte de nuestra vida, el proceso por el cual una persona se convierte en cuidadora de otra afectada de Parkinson es progresivo. Afortunadamente, la persona no se vuelve dependiente de un día para otro, suele ser un proceso más o menos largo en el que intervienen muchos factores. Es muy importante tener en cuenta el tiempo, porque en los primeros momentos del diagnóstico a veces no somos conscientes del esfuerzo y dedicación que nos va a exigir esta tarea, una situación que se va a mantener durante años y que además va requiriendo un aumento paulatino de dedicación.
Una enfermedad aguda es como una carrera de cien metros, hay que hacer un gran esfuerzo pero enseguida se acaba; sin embargo, la enfermedad de Parkinson es como una carrera de maratón, si corremos el maratón como si fuera una carrera de cien metros, desde luego no llegaremos muy sanos a la meta, pero si corremos este maratón como una carrera de fondo, despacio, con puestos de avituallamiento y bien preparados, nos garantizamos que nuestra participación en la carrera sea más agradable, con un ritmo más sosegado para llegar con aliento.